miércoles, 2 de septiembre de 2009

MIRADOR


Acaricia el eco.

Placebo indemne de noches laxas

exilado en cuadros desmarcados

tarareando una de las tantas melodías

que lo conmueve.

Y se filtra, compañero de las letras,

de los signos, de las savias,

para ecualizar el hambre de las manos,

de las sienes, de los tiempos,

y volverse trueno.

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