jueves, 29 de julio de 2010

INTERVALO




Fluyendo en el vacío…
donde entibian las aguas la memoria
con los sonidos de su boca sangrándole en las manos,
despierta en las alturas
arrancándole al sol de un mordisco su tajada.
Pero aún a sus espaldas esa daga
que soberbia herida ha impreso en su entraña.
Silencio,
que el recuerdo duerme en su cuna de plata,
que no lo despierte de su sueño liviano una palabra,
que lo mime el aire
que lo acune el viento
que prohíba su entrada el guardián del tiempo
si aún dormido y lejano es ahora,
que tiñe paisajes
que enturbia las aguas
como un latido inmutable,
que erosiona sin tregua.